El diseño sigue siendo distintivo y bastante único en la historia de Ferrari, lo que explica por qué no atrae a todo el mundo. La elegancia ha primado sobre la deportividad, cuyo rasgo distintivo son las cuatro salidas de escape, que sugieren que bajo ese largo capó italiano se esconde un monstruo. Sin duda, este Ferrari está pensado para los grandes espacios y los viajes largos, un auténtico GT. La carrocería tripartita y las líneas angulosas contrastan con las sensuales curvas del 365 GT 2+2 al que sustituye. Un diseño muy masculino. La parte delantera del coche incorpora faros escamoteables que pueden accionarse eléctricamente desde el puesto de conducción, y faros antiniebla. Todo el coche está generosamente acristalado, lo que proporciona un interior muy aireado, un detalle que resulta aún más evidente en la parte trasera gracias a la pequeña superficie ocupada por los cuartos de columna.