En Ferrari siempre hay bestias con garras más o menos afiladas. El Speciale, como el 360 Modena y el F430 antes que él, es un auténtico coche de carreras que acaba de ser adaptado para la carretera. Ferrari ha aprovechado toda su experiencia en competición para hacer de este 458 un coche muy… especial. Respeto por los fundamentos, ante todo, empezando por una reducción radical del peso. Recortando todo, desde la insonorización hasta ciertas piezas mecánicas y la carrocería, se han ahorrado 90 kilos. Con un peso en seco de 1.290 kg, el Speciale pesa algo menos de 1.400 kg a plena carga y en orden de marcha. Menos peso, pero más potencia, por supuesto. Conocemos la receta. Los demás ingredientes de la transformación, esencialmente electrónicos, son más sofisticados y refinados. Se trata de un ámbito en el que Ferrari destaca. Es el caso de la aerodinámica activa que, gracias a flaps móviles delante y detrás, define el compromiso ideal entre coeficiente de penetración y carga aerodinámica, en función de la velocidad y de las condiciones de utilización. Todo ello sin necesidad de un gran alerón trasero. O la caja de cambios robotizada de doble embrague, cuyos tiempos de cambio se han acortado aún más, un 20% en las subidas y un 44% en las bajadas. También hay un amortiguador de control magnético, recalibrado para un mejor control del balanceo.