Salvo algunos casos muy aislados, un Ferrari ya tiene una línea muy sugerente que sugiere que pocos coches serán capaces de aguantar el tipo en carretera o en circuito. Pero cuando los magos de Maranello se fijaron en el 360 Modena y lo transformaron en una bestia de carreras, el resultado estuvo a la altura de las expectativas. La carrocería se rebajó aún más y se equipó con llantas más grandes, se añadieron tomas de aire adicionales y numerosos elementos se fabricaron en carbono. Los retrovisores exteriores y el faldón trasero que alberga los faros redondos son de este noble material, que ofrece la ventaja de una mayor rigidez y un peso más ligero. Se han añadido aletas transversales al difusor trasero para aumentar el desplazamiento en un 50%. Por una vez, el Cavallino Rampante en los flancos no ha sido añadido por su propietario y es de serie, lo que demuestra la vocación deportiva de este Challenge Stradale. Por último, llama la atención la franja blanca que recorre toda la carrocería con los tres colores de Italia en el centro.