Si la versión Super Veloce ya era un coche de carreras, el Diablo GT llevó sus límites aún más lejos. Su diseño se basó en un prototipo llamado GT1, desarrollado especialmente para carreras de resistencia pero que nunca llegó a competir. Este modelo de tracción trasera tenía un chasis totalmente de carbono con techo de aluminio. Las modificaciones aerodinámicas incluían un nuevo diseño del parachoques delantero y una gran toma de aire en el capó, ya adoptada en el SE 30 Jota, así como un perfil de extracción de aire modificado bajo el suelo del coche. El interior estaba especialmente bien tratado, con tapicería de cuero y alcántara con inserciones de fibra de carbono, un volante deportivo de menor diámetro y asientos de competición con cinturones de seguridad de 4 puntos. El aire acondicionado y un sistema GPS con una gran pantalla en la consola central, junto con una cámara situada bajo el parachoques trasero, completaban el paquete de equipamiento.